Ana María Lepe, Enrique Ojeda, Gabriel Rodríguez, Silvia Rodríguez y Agustín Benelli
La Biblioteca Regional del Maule fue el lugar escogido para el lanzamiento del libro "Diario de una Cesante" de la poeta talquina Silvia Rodríguez. El libro fue presentado por el escritor Enrique Ojeda y contó con las intervenciones del presidente de SECH del Maule, Gabriel Rodríguez y el representante de la editorial LAR, Agustín Benelli. Silvia Rodríguez manifestó que la creación de este libro fue acompañada por varias actividades de intervención en la ciudad que la escritora realizó en el último año: fotografías desnuda que representan la vulnerabilidad en que se encuentra una persona cesante, un lavado de pies en el paseo de Talca para limpiar la ciudad de la indiferencia que existe frente al tema y una instalación con más de 6.500 boletos de locomoción colectiva para indicar los constantes y agotadores viajes que realiza una persona en esta condición. El tema que aborda Silvia en el libro si bien es un problema permanente de nuestra sociedad, molesta sobremanera a las autoridades que deben tomar las decisiones para aminorar sus efectos.
En el siguiente video se observa la lectura de poemas realizada por Silvia:
El evento contó con la actuación musical del dúo formado por los estudiantes de la Universidad de Talca, Jessica y Daniel, como se observa en el siguiente video:
Escritora talquina hizo lavado de pies gratuito a transeúntes
(Diario El Centro de Talca 02.10.2008) Silvia Rodríguez intervino la cotidianeidad local con una muestra que buscó principalmente lidiar contra la indiferencia y el individualismo frente a las personas cesantes, temática de su reciente libro
Cientos de personas transitaban ayer por el bulevar talquino al medio día, muchos salían de sus trabajos, estudiantes iban y venían de clases y todos corrían a sus destinos, mientras que la escritora sanjavierina Silvia Rodríguez permanecía en el paseo peatonal con un cartel instalado en el suelo que decía “se lavan los pies gratis”. Algunos se detenían para observar la acción de Rodríguez otros en cambio, pasaban indiferentes ante esta “acción de arte” como la denominó la artista que realiza intervenciones del mismo estilo hace algún tiempo. Primero fueron dos mujeres jóvenes las que se atrevieron a ser lavadas por Silvia, quien amablemente les conversó y masajeó sus pies, luego y sorpresivamente entre el público que miraba atónito la escena, solicitó este servicio una anciana que vende dulces en el centro de la ciudad.
LANZAMIENTO Esta obra en particular, fue dirigida a los cesantes del Maule, tema central de su última creación literaria denominada “Diario de un cesante” que la escritora lanzará oficialmente mañana a las 19:30 horas en la Biblioteca Regional del Maule. La escritora que además vivió en Colbún, enfatizó que el objetivo de este acto era realizar un lavado a la ciudad contra la indiferencia, el egoísmo y del individualismo que hay frente al tema de la cesantía. “La muestra es la culminación de las anteriores que he realizado en la ciudad, la primera de ellas fue en enero y consistió en sacarme fotos desnuda que reflejaran la vulnerabilidad y la desnudez espiritual en la que se encuentra el cesante. Fueron tomadas en 3 lugares del centro de Talca. Estas imágenes fueron incluidas en mi reciente libro”, dijo Rodríguez.
8.- Como apoyo a este certamen SECH Maule, distribuirá gratuitamente un número especial de la Revista Literaria Cuadernos del Maule, con los trabajos seleccionados.
9.- Las creaciones se recibirán hasta el 30 de septiembre del presente y la participación es individual.
Un homenaje simbólico realizó SECH del Maule en recuerdo del natalicio del poeta Pablo Neruda, nacido un día 12 de julio de 1904 en la ciudad de Parral. En la ocasión se reunieron los escritores Jenny Fuentes, Silvia Rodríguez, Jaime Toloza y Luis Amador, junto a los anfitriones de la jornada, Ana María Lepe y Gabriel Rodríguez para compartir una cena de honor en la localidad de Bobadilla. Gabriel Rodríguez no oculta su admiración por Neruda y presentó a los asistentes una galería destinada al poeta, donde se pueden observar cuadros, fotografías , textos y objetos de valor histórico que el escritor maulino ha coleccionado a través de los años.
Sech del Maule cumplió un año desde su refundación en junio del 2007. Para celebrar este acontecimiento se reunieron en el popular restaurant Don Carlitos de Talca, algunos de sus integrantes: Silvia Rodríguez, Sylvia Rojas, Luis Amador, Tirso Montecinos, Gabriel Rodríguez y Ana María Lepe. Sech del Maule ha sido un espacio de encuentro de escritores de la región, de distintas generaciones y entre sus próximas actividades se encuentra el lanzamiento del tercer número del diario literario Cuadernos del Maule.
En febrero de este año, visitó Talca el destacado escritor de Temuco, Guido Eytel, narrador y poeta que en su trayectoria literaria ha obtenido diversos premios en concursos nacionales de cuento y poesía.
En la ocasión leyó su famoso cuento El Otro Round de Dinamita Araya, primer lugar en un concurso nacional de cuentos del diario La Tercera de 1982.
Presentación de Kato Cortés
El Otro Round de Dinamita Araya Guido Eytel
En los tres meses que duró la Clínica de Bicicletas Fausto Coppi parchamos cinco neumáticos, pintamos apenas dos bicicletas y ahí estaba el Chago mirando el parche que tenía entre las manos como si fuera una animita milagrosa, diciendo que estábamos en quiebra y que no siempre se puede ganar, lo que yo sabía muy bien desde los tiempos en que empezó a descuidar los entrenamientos por enredarse con una cabaretera que le estrujó el billete y las fuerzas hasta que los dos fuimos rodando cuesta abajo, como en el tango, y ya nunca más Santiago Dinamita Araya con la mano en alto mientras el árbitro terminaba la cuenta y el Caupolicán entero gritaba Dinamita, Dinamita, Dinamita. Pero para qué voy a ser injusto con el Chago si después del asunto con la Vicky dejó la chupeta y nunca me hizo a un lado en los negocios que inventaba para levantar cabeza. Primero fue la fuente de soda, con lo poco que quedaba, y después el taxi, que nos duró hasta que las letras se comieron todas las ganancias. Santiago Dinamita Araya y su secon Negrito Peralta tirados en la lona escuchando la cuenta del árbitro hasta conseguir una pega de nocheros en una fábrica, pero no podían levantarse porque una noche nos quedamos dormidos recordando los viejos tiempos y unos malandras entraron y se llevaron quinientos chalecos de colegial y nosotros a la calle y la historia del taller (ya la cuenta iba en ocho) y el Chago que miraba el parche como si de ahí fuera a salir la respuesta divina, la pichicata que nos iba a levantar para sacarle la cresta a la mala suerte que ya nos estaba ganando por nocau técnico. -¡Lo tengo, compadre, lo tengo! -saltó de repente y empezó a bailotear, sin importarle el calor de febrero que hacía sudar con no más mover una pestaña. Volvió a sentarse y yo me senté frente a él. -¡La papa, Negrito, la papa! ¿Se ha fijado cómo está la carretera? Hice que sí con la cabeza. -¿Y cómo está la carretera? -Como la mona está. -¿Y qué pasa con los autos, ah? Me encogí de hombros, creyendo que todavía seguía con la ilusión del Taller Automotriz Lorenzo Varoli que íbamos a instalar con las ganancias de la clínica de bicicletas. -Yo le voy a decir lo que pasa. Aquí está La Estancia (puso el parche en el suelo) y un poquito más allá, por la carretera, hay una barrera (puso un pedazo de cámara) donde los autos tienen que esperar media hora por lo menos hasta que les den la pasada. ¿Y cómo está el tiempo, dígame? Me pasé la mano por la frente. -¡Justo! Media hora está la gente asándose en los autos, con unas ganas locas de refrescarse y sin que nadie los abastezca. -¿Y? -Y ahí entran estos dos pechitos. Le pedimos helados en consignación a don Jaime y cuando se termine el verano ya va a estar listo el capital para otro negocito. No quise decirle nada porque los años me han vuelto pesimista y nunca se le debe amargar la vida a un campeón cuando le vuelve el ánimo al cuerpo y sale a matar en el quinto raun. -Déjeme a mí no más, Negrito, que yo me encargo de todo. Usted se consigue dos chaquetas blancas con don Jeyo y mañana mismo empieza a funcionar la Distribuidora de Helados Antártica. Así no más fue, porque no hay quien pare al Chago cuando decide algo. Al otro día estábamos en la carretera, los dos de chaqueta blanca y cada uno con su caja de plumavit con los chocolitos, los creminos y los chupetes de agua. Ya veía yo, mientras caminábamos hacia la barrera, que el asunto no iba a comenzar muy bien. Eran las ocho y media de la mañana y el cielo estaba nublado como si fuera a largarse toda la lluvia que no había caído hacía meses. -Pero va a despejar. Va a ver que ya va a despejar. Al llegar nos dimos cuenta de que el Chago no había sido el primero en olfatear la mina de oro. Ya estaban ahí los de los Super 8, los de los Candy, los de los cueros de ante, los de las obleas, los de "la novedad del año", los de las Negritas, los de los chicles y también unos cuantos que vendían helados. Todos estaban junto a una fogatita, calentando agua. calentándose las canillas al fuego? Y se fue a gritar los helados mientras yo me acercaba al grupo para conversar con la competencia. -No saca nada su compañero -me dijo uno que vendía calcomanías-. Todavía están pasando los camioneros y es por no dejar que ande gritando. -¿Y más tarde? Se encogió de hombros. Me fui adonde el Chago para decirle que esperara un rato, que no se gastara entero en el primer raun y que dejara piernas y garganta para cuando todos entraran a la pelea. -Tiene razón, Negrito. Como siempre tiene razón. Esperemos a que despeje. Nos sentamos a la orilla del camino. Venían, lentos, los camiones con sus tráiler cargados de madera y se detenían frente al banderillero que levantaba su disco rojo. Los choferes nos miraban, distraídos, y bostezaban. Estaban veinte minutos, media hora, hasta que les daban la largada y partían rumbo al norte. Como a las diez y media las nubes empezaron a abrirse y, tal cual el Chago había dicho, el sol apareció, dispuesto a achicharrar a los automovilistas que iban a llegar a llorar por un helado de crema. -¡Sonó la campana, Negrito! -saltó el Chago-. Usted se queda por aquí y yo me voy por atrás, así copamos el mercado. Justo a esa hora empezaron a llegar los autos. Yo me acercaba a los Honda, los Mazda, los Peugeot, ofreciendo el chocolito, el de piña, una pausa refrescante en el camino, pero los viejos se hacían los desentendidos, miraban para otro lado, leían el diario y algunos hasta se bajaban un rato para estirar las piernas. De vez en cuando le echaba una miradita al Chago, que gritaba como ninguno los mejores helados del país, para los regalones, acorte la espera con Danky Nogatongamegalofomanjarchafafrinilofo (se lo había aprendido de memoria en la propaganda de la tele y ése era su orgullo) pero tampoco lo vi vender un miserable helado de agua. Como a las doce me aburrí de gritar y lo fui a ver. -¿Qué tal le ha ido? -me preguntó. Le mostré la caja llena. -Ahora empieza el calor, así que no afloje. El sol picaba de verdad. El asfalto calentaba los pies y pensé que lo mejor era sentarse un rato a la sombrita. Al lado mío se sentó el de los Super 8 y me dijo que hacía días que el negocio estaba malo. Hablando en plata, sólo al principio había estado bueno. Ahora todos sabían que la carretera estaba en reparaciones y que había que pegarse un plantón de por lo menos media hora. Por eso traían su cocaví, sus refrescos, y no compraban nada. Tres días que no vendía un Super 8. -¿Y para qué sigue viniendo? -¿Y para dónde quiere que vaya? Aquí por lo menos es tranquilo y no nos quitan la mercadería. Me levanté y empecé a caminar hacia la barrera. Iba en la mitad de la hilera de autos cuando algo (no sé, un presentimiento, los otros vendedores que miraban inquietos) me hizo darme vuelta. Al tiro conocí el gesto del Chago de antes de la pelea, la tensión del camarín, y volví corriendo. Estaba frente a un auto blanco grande, nuevecito, con la caja de plumavit echada atrás, colgada de la correa, discutiendo con el chofer. Adentro del auto una mujer joven lloraba, con la cara entre las manos. -¡Bájate, desgraciado, bájate -gritaba el Chago- que delante mío nunca, pero jamás nunca! Traté de calmarlo. -Déjeme, Negrito, déjeme, que a este desgraciado hay que enseñarle buenos modales. El del auto ya se iba bajando y era, por lo menos, un mediopesado. Andaría por los treinta años y se notaba que estaba en buen estado físico. El Chago había sido mosca (de los estilistas, bailarines) aunque ahora, con los años y la falta de entrenamiento, andaría por el gallo. Mucha la diferencia, pensé, y traté de convencerlo porque no lo quería ver otra vez en la lona, pero ya estaba dejando el plumavit en el suelo y sacándose la chaqueta blanca. "Esta vez no va a tener para qué tirarme la toalla", alcanzó a decirme antes de que el grandote se le viniera al bulto. El Chago no pudo esquivarlo y cayó con el abrazo. Me senté en mi plumavit y empecé a gritarlo: suéltese, Chago, suéltese, distancia, distancia, mientras los dos rodaban por el pavimento y botaban la caja con los helados hasta que en una de ésas el Chago pudo soltarse, pararse y ponerse en guardia. Así, campeón, así, maréelo, báilelo, adelante la izquierda, sigo gritándolo, y veo que el Chago empieza a saltar en la punta de los pies tirando el jab de izquierda y rodeando al grandote que tira gualetazos al aire matando las moscas. Por adentro, campeón, por adentro, y el Chago que esquiva un gualetazo y se mete entremedio de los brazos del ropero con una seguidilla de cortos (salga ahora, salga) y el otro trata de abrazarlo pero ya el campeón está bailando a dos metros, tocándose la nariz con los pulgares y resoplando. Puntee, puntee, y el Chago sigue con su jab de izquierda en la nariz del grandote como en sus mejores tiempos (derecha ahora, derecha) y el suin de derecha que lo remece (es tuyo, es tuyo) y otro jab de izquierda y un derechazo al hígado que hace doblarse al grandote y, cuando va cayendo, viene el gancho (parece que la galería volviera a gritar Dinamita, Dinamita) y el grandote cae más grande todavía y no puedo aguantarme y salto de mi caja y empiezo a contar y todos los vendedores cuentan conmigo (UNO) mientras la mujer sigue llorando y el campeón se acerca al auto (DOS) y le dice que lo disculpe (TRES) pero que él nunca ha permitido (CUATRO) que en su presencia (CINCO) una mujer tan hermosa (SEIS) sea tratada de esa manera (SIETE) y me parece que la mujer sonríe (OCHO) y algo le agradece o parece agradecerle (NUEVE) mientras el Chago se aleja del auto y nos sonríe (¡OUT!) cuando lo aplaudimos y lo abrazo y entre todos lo levantamos en andas, sin importarnos para nada que los helados se estén derritiendo en el pavimento y que el radiopatrullas ya haya llegado y tengamos que dormir en la comisaría y no nos importa que el negocio se haya ido a la cresta porque sabemos que, pase lo que pase, nunca más volveremos a tirar la toalla.
Francisco Mesa, Luis Amador, Juan Navero y Silvia Rodríguez
Un singular homenaje al poeta de Constitución, Manuel Francisco Mesa Seco (1925-1991) realizó SECH Maule, este domingo 18 de mayo. Los escritores Luis Amador, Silvia Rodríguez, Francisco Mesa (hijo del poeta) y Juan Navero, leyeron poesía en el monolito ubicado en el cerro Mutrún de Constitución, construido en memoria del destacado escritor maulino. La intensa lluvia que caía no fue impedimento para realizar este homenaje. Mesa Seco fue escritor, abogado, profesor de literatura y político. Entre otros, desempeñó el cargo de gobernador de Linares, ciudad que lo declaró hijo ilustre. Su obra literaria es vasta, publicó más de veinte libros, donde destacan principalmente los dedicados a la poesía.
Monolito en memoria del poeta
A Un Falucho (Manuel Francisco Mesa Seco)
Duende de luz, desde tu bosque oscuro por martillos y cantos germinado enciendes de nostalgias el pasado e inciensas con tu vela el cielo puro. Montando el mar con ademán seguro y en el jardín del viento encaminado creces albatros, blando, enamorado y no olvidas que fuiste roble duro. Como un faro que vence las distancias cargado con los puntos cardinales persigue tu vagar el sueño mío. Y mirando tu estampa de fragancia como un astro en los mustios ventanales te vas, falucho, prolongando el río.
En el video siguiente se observa la lectura de poemas por parte de los integrantes de SECH Maule:
Una magnífica jornada de lectura de poesía latinoamericana se desarrolló en la Universidad Autónoma, sede Talca, el pasado viernes 9 de mayo.
El encuentro fue organizado por el diario literario Cuadernos del Maule y contó con el apoyo de SECH del Maule. Juan Navero, director del diario, destacó que aunque la poesía de hoy es como predicar en el desierto, es importante mantener el entusiasmo y los poetas deben ser los guardianes de este mito.
En la ocasión un grupo de escritores de la región del Maule realizó una lectura de poemas de connotados autores latinoamericanos.
Luis Amador leyó al poeta chileno Pablo de Rokha, Jenny Fuentes leyó a la poeta argentina Alfonsina Storni, Gabriel Rodríguez leyó al poeta peruano César Vallejo, Silvia Rodríguez leyó a la poeta mexicana Lina Zenón. En el video siguiente se puede apreciar un poema de cada uno de ellos:
Enrique Ojeda leyó al poeta chileno Jorge Teillier, Sylvia Rojas leyó a la poeta argentina Alejandra Pizarnik, Juan Muñoz Veillón leyó al poeta cubano Nicolás Guillén, Kato Cortés leyó al poeta chileno Bruno Montané. Se puede apreciar un poema de cada uno en el video siguiente:
Ana María Lepe leyó al poeta uruguayo Mario Benedetti, sin embargo, lo destacado fue que cantó el famoso poema "Te Quiero", como se aprecia en el siguiente video:
Los poetas y alumnos de la Universidad Autónoma, Luis Herrera y Gustavo Palavecino, leyeron al poeta mexicano Mario Santiago, como se aprecia en el siguiente video:
Al término de la jornada, Juan Navero, leyó al poeta guatelmateco Hugo Cuevas-Mohr. En el siguiente video se observa la apertura y cierre de la actividad por parte del director de Cuadernos del Maule:
Es destacable el apoyo de la Universidad Autónoma y SECH del Maule, que ofrecieron esta importante actividad cultural a la comunidad talquina
El diario literario Cuadernos del Maule organizó para el viernes 9 de mayo, un singular evento de lectura de poesía latinoamericana, a cargo de escritores de la región del Maule, quienes leerán en esta oportunidad poemas de: César Vallejo (Perú) Pablo de Rokha (Chile) Lina Zerón (México) Nicolás Guillén (Cuba) Alfonsina Storni (Argentina) Mario Santiago (México) Bruno Montané (Chile) Hugo Cuevas-Morh (Guatemala) Alejandra Pizarnick (Argentina) y Mario Benedetti (Uruguay).
La jornada cuenta con el decidido apoyo de SECH del Maule y se realizará a las 20:30 en la Universidad Autónoma de Chile, sede Talca, entidad que se caracteriza por incentivar las actividades culturales.
La Universidad Autónoma, sede Talca y SECH del Maule habían participado en una actividad en conjunto en noviembre de 2007, cuando se realizó un encuentro de escritores de Santiago y Talca, organizado por Luis Herrera y Gustavo Palavecino, alumnos de esa casa de estudios.
Luis Amador, Juan Navero, Gabriel Rodríguez y Ana María Lepe
En conmemoración del Día Mundial del Libro y el Derecho de Autor, Sech Maule, en conjunto con el Consejo Regional de la Cultura, participó en una serie de eventos realizados en los siguientes establecimientos educacionales de Talca:
- Internado del liceo Marta Donoso Espejo - Internado del liceo Amelia Curbis - Liceo Abate Molina
Las actividades consistieron en un recital poético y luego un foro panel con los alumnos, donde hubo un interesante intercambio de opiniones entre escritores y jóvenes asistentes. En cada una de estas jornadas participaron los integrantes de SECH del Maule: Silvia Rodríguez, Ana María Lepe, Silvia Rojas, Juan Navero, Juan Muñoz Veillón, Gabriel Rodríguez y Luis Amador.
La idea de Sech del Maule es continuar con estas actividades a través del año para incentivar a los jóvenes a inmiscuirse en el fantástico mundo de los libros, como también motivarlos a la creación artística.
El destacado escritor de Temuco, Guido Eytel, visitará la ciudad de Talca el próximo viernes 15 de febrero. Sech del Maule organizó un encuentro con el poeta y narrador en la Biblioteca Regional del Maule para esa fecha, a las 20:00 horas. Eytel ha obtenido varios premios en concursos nacionales, entre ellos el de poesía Gabriela Mistral y uno de cuentos del diario La Tercera. En los años 1990 y 1991 fue director de la revista Pluma y Pincel. Ha publicado las novelas "Casas en el Agua" y "Sangre Vertió tu Boca", y el libro de cuentos "Puestos Varios". Se reconoce un defensor de los desvalidos y firmó recientemente la carta que entregaron al gobierno de Chile más de 600 personas ligadas al mundo de la cultura, en defensa de los presos politícos mapuches y repudio al silencio de las autoridades chilenas. SECH del Maule invita a la comunidad de la región del Maule a ser partícipe del encuentro con este importante escritor nacional.
Conmemoran Día del Escritor con “Cuadernos del Maule”
Diario El Centro de Talca 30.12.2007
En el año de refundación de la Sociedad de Escritores de Chile , Región del Maule, su presidente, Gabriel Rodríguez, efectuó un balance del 2007
TALCA.- La Sociedad de Escritores de Chile de la Región del Maule conmemoró el Día del Escritor en dependencias del café Byblos, donde también dieron a conocer la segunda edición de “Cuadernos del Maule”, publicación poética y de artículos donde escriben diversos autores regionales. Gabriel Rodríguez, presidente de la Sociedad, sostuvo que la condición de escritor es una vocación maravillosa, porque tiene que ver con el desarrollo de la libertad, la imaginación, la inteligencia y la creatividad. La SECH Maule quiso celebrar el Día del Escritor junto con la presentación de “Cuadernos del Maule”, que es un aporte a la sociedad y un espacios a los nuevos escritores y poetas maulinos. “Es una espacio generosos que mantiene la tradición, pero que también abre un nuevo espació gratuito para muchos nuevos valores”, dijo Rodríguez.
